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Un día de gira con hermética en 1989

Joaquín Amat conoció a Ricardo Iorio en 1987 en un asado en el Centro Cósmico La Paternal, un espacio cultural fundado por Jorge Pistocchi, quien creó en 1976 la revista El Expreso Imaginario. A partir de ese momento y durante los últimos 30 años Amat registró con su cámara de video (analógica primero y digital después) el recorrido de Iorio desde el debut de Hermética hasta sus actuales días en Sierra de la Ventana. Gran parte de ese material está subido en Canal Cero, canal de YouTube donde puede verse el primer show de la H en el Centro Cultural Recoleta, el reencuentro entre Ricardo y Beto Zamarbide en 2013 y una payada en una tapera en un campo entrerriano con Don Augusto Romero, a quien el líder de Almafuerte le dedicó “Homenaje” en A fondo blanco, entre otras perlas históricas. Lo último que subió Amat en el canal es un video fechado en 1989, de una gira de Hermética por el interior de Buenos Aires arriba de la camioneta que el Tano Romano, guitarrista de la banda, usaba en la semana para hacer fletes. “Como nos divertiamos, para mi fue la mejor epoca”, cuenta Amat en la descripción del video. “Todos laburaban durante la semana, Ricardo vendiendo ajo con Walter Ortiz de Devastacion, Claudio (O´Connor) en la Canale y Tony (Scotto) siempre inventando algo. Yo muchas veces los acompañaba y si no podia ir le prestaba la camara a alguien para que filmase”, cierra.

Los seis minutos del registro fílmico arrancan con banda y plomos charlando en una gomería tras pinchar una rueda en la ruta, antes de llegar a un parador donde comen un asado que al parecer resultó cuantioso. “Me va a salir el alien en cualquier momento”, comenta Iorio entre risas. Ya en el pueblo, que el documentalista identifica como San Nicolás, se ve al grupo descargando la camioneta mientras piropean timidamente a una chica que pasa en moto. El registro pasa al patio de una escuela donde improvisan un picado muy informal, en el que se ve a Iorio parado, dando indicaciones a sus compañeros. Finalmente la banda hace la prueba de sonido para un grupo de no más de 20 personas entre las que se divisa a Pistocchi, y luego a los músicos en un modesto camarín, acompañados por un nene curioso que se cuela para ver que pasa ahí dentro.
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