Por amor a Pappo

Música. El blues local – Más vivo que nunca

Claudio Gabis, Gady Pampillón y Guillermo Krassner anticipan el tributo que una legión de músicos de blues rendirán a Pappo y al género.

Con mi esposa veníamos planeando un viaje a Europa; pero cuando salió esta idea le dije: ‘Se suspende el viaje a Europa, gorda.’ Me dijo que estaba loco, y le di mil explicaciones, que por supuesto para ella no tenían sentido.

– Y tenía razón (Risas)

En un bar de Boedo, lugar de ensayo de más de una banda de renombre bien ganado, Guillermo Krassner resume el nacimiento de una iniciativa que culminó en el lanzamiento, el año pasado, de El blues local – Más vivo que nunca, un CD+ DVD en el que figuras como Claudio Gabis, que es quien completa el diálogo, Gady Pampillón, Litto Nebbia, Ricardo Tapia, Claudia Puyó y el ‘Negro’ García López, entre muchos más, homenajean al Carpo recreando una veintena de temas de surepertorio. Emprendimiento, que hoy tendrá su versión en vivo en ND Teatro, para el cual todos los músicos donaron su participación, y cuya recaudación va a beneficio de Don Orione (www.donorione.org.ar)

¿Qué es lo que convierte a Pappo en merecedor de un homenaje: su forma de tocar, o su actitud?

Gabis: La razón es que Pappo evoluciona y se convierte, de alguna manera, en el arquetipo del guitarrista de rock en la Argentina. Es el que mejor encarna una forma de tocar, de ser y presentarse; no es que toque mejor o pero, pero representa mejor que nadie al guitarrista argentino. Un tipo que sale de un barrio porteño, con un padre metalúrgico, que se convierte en alguien con quien se puede identificar mucha gente, y con el paso del tiempo, en un personaje casi de leyenda. Se transforma en el arquetipo del guitarrista argentino de rock, como el Martín Fierro es el del gaucho, o Maradona el del futbolista.

Pampillón: Los que éramos más pibes mirábamos a Pappo como a Claudio, Ricardo Soulé o Edelmiro Molinari. A lo mejor no distinguíamos tanto la actitud de la técnica, ni los veíamos como mejores o peores. Para mí eran todos diferentes; y todos fueron tan importantes como Pappo. Esa es la mirada que me gusta mantener. Pero coincido en que es el arquetipo de guitarrista en su forma de vida. El era y vivía la vida del guitarrista de rock. Y por ahí me identifico más con él en eso, las minas, los fierros…

Gabis: “Yo que soy un hombre desprolijo, no tengo conflictos con mi ser.” Seguramente los tenía, pero no los de un tipo como nosotros. Y al mismo tiempo, era un tipo del pueblo.

¿Siempre fue así, o en algún momento era sólo para un getto?

Gabis: Creo que era más de getto. Pero a través de distintas facetas de su propia vida va consiguiendo la admiración de muchos grupos, marginales algunos, como los Firestone o los motoqueros.

Pampillón: Y de sus propios colegas. Pero es cierto que ese grupo de los setentistas era un getto. Era un movimiento vanguardista que había explotado musicalmente, pero aún no socialmente.

Gabis: Y éramos un movimiento detestado por todos: por la clase baja, la media en todas sus variantes, la alta, la derecha, el centro, la izquierda, los civiles, los militares, la curia… No sólo éramos elitistas, sino también mal vistos. Eramos la lacra de la sociedad; y ese era un punto de vista que extrañamente compartían todos los sectores que generalmente no están de acuerdo en nada.

En el DVD, Gady, hablás de la insobornabilidad de Pappo. ¿Cómo convive eso con su fama ganada a costa de ‘comercializarse’, con “Mi vieja” y en la tira “Carola Casini”.

Pampillón: Pappo odiaba hacer ese tema, porque no le pertenecía. Además, la letra había sido hecha en el contexto de un programa de TV. Y ahí se ve que alguien vio que podía rendir en la tira.

Gabis: Y Pappo pasa a ser un personaje, un tipo al que todos reconocen, pero que puede vivir a mitad de cuadra de tu casa. Un tipo de aquí, que es además un capo del instrumento.

Krassner: Era ver a tu vecino llegar a la tele y llenar un estadio.

Pampillón: Pero además era un tipo muy poderoso a la hora de agarrar la viola. Escuchas Stratocaster Boogie, del ’73, y todavía hoy te cuesta sacarlo. Y la forma de hacer las canciones, Sucio y desprolijo, Pájaro metálico… El tipo metía unos datos que ni Johnny Winter ni Clapton metían en esa época. Tenía una información dactilar increible.

¿De dónde sale esa información?

Pampillón: De buscar, de tratar de conversar con el instrumento, de captar por dónde va el tipo que estás ecuchando. El viajaba, tenía información. Pero hizo sus primeros siete discos gloriosos y se fue; regresó, formó Riff, se fue de nuevo; y cuando volvió en el ’91, lo conocí en un ensayo de Tarzen, donde yo tocaba con sus compañeros Vitico y Michel. Fue en este mismo espacio; él entró por esa puerta, acá estaba Vitico y allá Michel. El tipo, más allá del plan Riff, empezó a reflotar Pappo’s Blues. Me llevó a tocar con él, Botafogo y Black (Amaya). Ibamos a tocar a boliches como éste, y no llevaba ni 20 personas. Y ya había hecho Riff y todo Pappo’s Blues. Sin embargo, tampoco era exitoso.

¿Tendrá que ver con eso que no lo hayan homenajeado tanto como a otros artistas? 

Krassner: El blues nunca fue comercial. La música de Cerati, en cambio, sí.

Gabis: El blues es elitista en cualquier lugar del mundo. Es algo misterioso, atractivo, y considerado algo alternativo.

Pampillón: Y se lo relaciona mucho con las cultura foránea.

Pero hubo un momento en el que los bluseros extranjeros llenaban el Gran Rex. Sin embargo, Pappo pareció necesitar que B. B. King lo legitimara, para que le dieran la misma importancia.

Krassner: Precisamente con eso tiene que ver este proyecto, también. Con reconocer a los músicos. A medida que iba llamando músicos para hacer un disco mío, todos me sugerían que hiciéramos un tema de Pappo. Y como lo conocí a Norberto y no había habido un gran homenaje, se me ocurrió juntar el tributo a un amigo con músicos que admiro y con los cuales siempre quise tocar. Por eso, en el disco no aparece la imagen de Pappo. Y nadie quiere tocar como él; cada uno toca como toca, porque buscamos que la gente repase la obra de Pappo por un montón de músicos que merecen el reconocimiento, hoy.