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Lollapalooza día 1: Brillantina y metal

La primera fecha de la edición 2017 del Lollapalooza Argentina fue un verdadero bazar de géneros y estilos: desde nuevísimas revelaciones locales como Joystick, encargados de abrir el festival, y una leyenda de la música nacional como León Gieco, hasta nuevas sensaciones del indie pop internacional como The 1975 y The XX, pasando por el dance de The Chainsmokers, consagrados del punk como Rancid y un cierre de peso bien pesado con las megaestrellas de Metallica.
 
El público reflejo también ese crisol de tribus y estilos: desde adolescentes cargadas de maquillaje con brillantina, fans de Glass Animals y The 1975, hasta veteranos heavy de roídas remeras negras que llenaron el predio hacia última hora ansiosos por ver a Metallica.
 
El cambio en la distribución de los cinco escenarios, que se ubicaron hacia las esquinas del amplio campo, y el aumento en la superficie del festival, le sentaron muy bien a esta versión de Lolla. Hubo localidades agotadas, pero eso no se vio reflejado en aglomeraciones ni desbordes de las instalaciones, y hubo espacio de sobra para disfrutar de una jornada esplendida en clima y espectáculos.

Los chicos de Joystick abrieron el juego a las 12:30, mientras La Máquina Camaleón hacia lo suyo en el Maing Stage 2, seguidos por Huevo y Deny. A las 14:30, Silversun Pickups llegaron desde Los Ángeles para ponerle distorsión a San Isidro, mientras Palo Pandolfo comenzaba a repasar su amplio cancionero en el escenario Alternative, haciendo base en su último trabajo, titulado Transformación.

A las 15:30, fue el momento de uno de los shows que más interrogantes generaba en la previa: la presentación de León Gieco. Mucho se polemizó y bromeó sobre la presencia de nuestra icónica figura del folk rock en el coqueto festival, pero el artista barrió con cualquier prejuicio del público con un concierto contudente, repleto de los hits que ya son parte del ADN nacional, muchos en clave rockera, como “Los Salieris de Charly”, y hasta versiones casi metaleras de “Pensar en Nada” y “El Fantasma de Canterville”.

Posteriormente, fue momento de los nuevos niños mimados de Oxford, Glass Animals. El cuarteto paseó su inclasificable estilo, que muta en segundos de la psicodelia al trip hop, pasando por la electrónica y el art pop. Y ese hiperquinético líder que es Dave Bayle estaba tan sorprendido con la respuesta del público local que no podía ocultar su felicidad. En el cierre del set, con “Pork Soda”, lanzó un ananá al publicó que bailó los temas de sus dos discos, y dijo: “son fucking increíbles”.

 

Si hablamos de frontman destacados, el premio de esta primera jornada se lo tiene que llevar Matt Shultz. El vocalista de Cage The Elephant fue un indomable demonio de zapatos dorados que prendió fuego el escenario 1 con una personalidad que varía de un Mick Jagger poseído a un Iggy Pop 2.0. Sin dudas, el visceral cuarteto de Kentucky fue el show que no hubo que perderse este Lolla.
 
Mientras, los primeros fans de Metallica se arrimaron al escenario infantil del Kidzapalooza para ver toda una curiosidad (y promesa) del heavy: The Helmets, banda que tiene al hijo de 12 año de Robert Trujillo, Tye, en el bajo. Un show que hasta contó con espectadores de lujo: no solo el orgulloso papá, sino Lars Ulrich. La familia metalera está feliz.

Ya en el anochecer de San Isidro, fue el turno de The 1975. Con una sobria y efectiva puesta en escena donde predominaron las luces púrpura y el celeste en voltaje neón, los londinenses propusieron un viaje a los ochenta de la mano de Matty Heally (que, digamos, parecía estar en su propio “viaje”) y sus hits que trazan atajos a Prince, INXS, Michael Jackson y todo el R&B de aquella década. Con “Love Me”, “A Change of Heart” y “If I Believe You”, los británicos ofrecieron el puente sonoro a los shows que hoy darán Duran Duran y The Weeknd.

Más tarde, Rancid se encargó de ir calentando el Main Stage 1 para que, horas después, Metallica lo dejase hecho cenizas. Estos pequeños dinosaurios del punk eran una de las bandas más esperadas por las crestas locales: agotaron su sideshow en el Teatro de Flores en cuestión de un par de horas (donde estuvo Ulrich entre la audiencia), y al aire libre del Lolla se metieron a fans y curiosos en el bolsillo con su punk hecho y derecho, sin concesiones, en forma de hits como “Salvation” y “Ruby Soho”.

Si había que bajar un par de cambios, The XX se encargó de revestir la noche de dulce y sensual melancolía. El oscuro trío inglés se estrenó en nuestro país con su flamante disco, I See You, pero no dejó de lado los éxitos de sus dos anteriores trabajos, que les dieron un ascenso meteórico en la escena musical y estableció su minimalismo romántico como un sonido de influencia para muchos artistas.

Metallica dio un show totalmente opuesto al de su visita anterior: si en 2014 vinieron con su tour de hits a la carta y se tocaron todos, pero todos los temas que quería el público, este regreso estuvo apoyado en el nuevo disco (Hardwired) más que en los clásicos. De ahí que el primer bloque haya sido algo tibio (“Atlas, Rise!”, “Halo on Fire”, “Moth Into Flame”) y haya explotado solamente con la aparición de algunos temas imbatibles como “The Memory Remains” y “One”.

“No importa de dónde vienen, ni a qué banda vinieron a ver: hoy todos forman parte de la familia Metallica”, saludó James Hetfield de entrada y se compró a la gente. Los californianos desplegaron todo su poderío (el sonido era brutal) y todo su virtuosismo (hubo solos de bajo de Robert Trujillo y de guitarra con Kirk Hammett) y buscaron hasta en su repertorio más olvidado para sorprender a los fans, como fue el caso “Hit the Lights”, que nunca habían tocado en Argentina, según le sopló Lars Ulrich a Hetfield. El primer tema del primer disco del grupo: toda una declaración de principios.
 
Lo bueno se hizo esperar. “Sad But True” inició el bloque de temas del Black Album, que siguió con “Wherever I May Roam”, pegadita, y un himno inoxidable de los ’80: “Master of Puppets”. Para el cierre, se guardaron “Nothing Else Matters” y “Enter Sandman”, redondeando una lista de 18 temas. Sí, faltaron varios clásicos (“Fuel”, “The Unforgiven”, “Creeping Death”) pero, ¿quién te quita lo rockeado? 
 
El segundo día del Lollapalooza promete mucho pop (de antaño, caso Duran Duran, y del nuevo, como The Weeknd) y a los Strokes como show central. También tocarán Two Door Cinema Club, Tegan and Sara, Jimmy Eat The World, Flume, Catfish And The Bottlemen y Mø. Por el lado nacional, estarán como representantes Lisandro Aristimuño, Turf, Bestia Bebé, El Plan de la Mariposa, Bandalos Chinos y Sara Hebe.

 

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