A pocos días de las edición número 19 del festival de rock más federal del país, su creador habla de todo: cómo viene la venta de este año, por qué decidió meter trap y hip-hop, cuál es el tipo de público que espera, cómo hace para delegar a distancia en las ediciones de otros países y qué opina sobre el proyecto de ley de cupo femenino.
José Palazzo, amo y señor de Cosquín Rock, que este año cumple 19, pasó un rato por Buenos Aires para contar a toda velocidad y con pasión, fiel a su costumbre, qué trae de nuevo la próxima edición que volverá a llevarse a cabo en dos jornadas (9 y 10 de febrero) en el Aeródromo de Santa María de Punilla. Se sienta en una mesa del Rockin Music Bar de Palermo, pone primera y arranca: “Queríamos abrirnos a estilos musicales completamente alejados del rock and roll clásico, sol-do-re, y tratar de probar mezclar todo. Ese coraje salió de ver cómo nuestros socios de Latinoamérica iban programando cosas tan disímiles como en Uruguay, que estaba Agarrate Catalina con Ska-P, por eso este año lo llamé a Mufasa para que me diera una mano con la carpa de trap y hip-hop. Así que este año decidimos no tener un escenario principal y uno temático, porque la calidad de ambos venía siendo muy pareja, y decidimos que los ámbitos temáticos fueran, por ejemplo, el Hangar y la Casita del Blues”.
–¿Qué va a haber en el Hangar?
–Va a estar todo tuneado de metal, con sus barras de cerveza, y también se va a poder ver desde afuera lo que pasa por unas pantallas. La programación va a ser con artistas que podrían tocar en un escenario grande como AN.I.M.A.L., Horcas, O’Connor.
–¿Los Decadentes van a tener su propia carpa?
–Vamos a juntar dos carpas para que tengan más capacidad. Van a presentar el MTV Unplugged con la misma escenografía de ese show.
–Hay muy buena presencia de bandas que son la renovación del rock argentino: Ud. Señalemelo, Perras on the Beach, Louta, por nombrar algunos.
–En eso me ayudó Eric Davies, que es el creador del festival La Nueva Generación de Córdoba, para curar el Escenario Sur. Ahí también están Él Mató, Los Espíritus y Babasónicos, que van a tener una participación muy preponderante porque son la transición entre el rock y la música electrónica, que por primera vez desembarca en un escenario grande del Cosquín con Nick Warren.
–¿Y el Escenario Norte?
–Ahí tratamos de poner artistas muy grandes temprano, como La Vela Puerca, Guasones, Los Gardelitos, Don Osvaldo, que van estar tocando entre las 6 y las 8. Por ejemplo, Andrés Ciro va a tocar a las 8 y media. Y el cierre del festival va a ser con Ska-P, que renegaban de los festivales, pero al final terminaron haciendo todos los Cosquín Rock de Latinoamérica.
–¿Tu obsesión mayor pasa por innovar año a año?
–Sí, estoy todo el tiempo pensando en eso porque mi mayor pesadilla. Si bien se repiten muchas cosas, y la gente conceptualmente quizás piensa que es siempre lo mismo, la realidad es que no es así. Este año hice una curación de blues donde para mí hay cuatro de las mejores bluseras argentinas y una de Brasil, que se llama Etienne Lavigne, que es impresionante. También está Chris Caine, Jimmy Rip: está la crema. Vuelven los Nonpalidece, que hacía bastante que no tocaban, con Zona Ganjah, Dancing Mood…
–¿Te rindió hacerlo en dos días el año pasado en vez de tres como venía siendo?
–Para que te des una idea: el año pasado en dos días fue más gente que en tres días en el 2016. Primero porque hay mucha gente que sólo puede ir dos días, paga una noche menos de alojamiento y además el abono es más accesible. Pensá que la preventa salió a 2000 pesos el abono con todas estas bandas y se agotó en 15 minutos. Fueron como 3000 abonos, que para nosotros es un montón. Y la segunda preventa la agotamos al otro día, cuando siempre tardamos una semana o más. Sin decir un sólo artista. Entonces está bueno ese reconocimiento.
–¿Qué tipo de público esperás?
–Mucha gente grande combinada con chicos chicos por la presencia del trap y el pop. En Córdoba ha crecido mucho el trap porque Paulo Londra es un referente cordobés, un fenómeno que excede todo. La verdad que es uno de los estilos más resistidos. Desde que tocó Calle 13 en su momento que no había resistencia a algo de la grilla. Y hoy me reía porque la verdad es que tenés 123 bandas, escenarios temáticos de blues y metal, que más nicho que eso no debe haber, todas las bandas de rocanrol, está el punk, el reggae. ¿Qué problema hay entonces?
–¿Y vos cómo te llevas con esos géneros?
–Es muy difícil para mí porque no sé quiénes son. Por eso me asesoro.
–¿Parte de mantener viva la llama del festival pasa por tratar de reflejar lo que está pasando en la actualidad?
–Si yo no escucho eso y no me junto con alguien a pedirle que me ayude a programarlo, voy mal. Eso no quiere decir que vos te tengas que quedar todo el día escuchando eso si no te gusta. La música electrónica en Córdoba creció tanto que hay algo todos los fines de semana y con mucha gente. Hernán Cattáneo metió más de 20 mil personas
–Don Osvaldo de la sensación de que está metido ahí en el medio de la grilla con cierto perfil bajo. Para la popularidad que tiene la banda.
–Es que no son una cosa grande dentro del festival. Son un artista más en medio de todo eso. Y también tiene que ver con cómo quieren pasar ellos por Cosquín. Que es un gran pelea que tengo con algunos managers cuando les explico que el festival logró vivir sin que toque La Renga, sin que toque Divididos y en la época de oro, Los Piojos estuvieron ausentes por la rodilla de Andrés y sus separaciones temporales. Hemos pasado por contingencias difíciles y acá estamos.
–Vos que estás tan en contacto con Charly García. ¿No pensaste en invitarlo?
–Si anunciara que Charly va a tocar, le haría un daño que ningún amigo de él se lo haría. Porque está con este plan de hacer teatros, que está buenísimo. Ahora está terminando su película, también salió el programa de Bios en National Geographic. Está con mucha actividad que lo tiene permanentemente haciendo cosas, va al estudio bastante seguido. Me parecería un crimen ponerlo en el cierre, generarle una tensión innecesaria. Es más prefiero que venga a pasear y listo.
–¿La expansión del festival por Latinoamérica llega justo cuando en Argentina ya había llegado a su techo?
–Cuando uno convive mucho tiempo con alguien, hay momentos de amor muy intensos y hay momentos de pausa. La realidad es que, si bien estoy enamorado del proyecto, llevo 19 años haciéndolo. Esto de salir a Latinoamérica y tener el reconocimiento por parte de la gente, las bandas y los socios locales, a nosotros nos puso de muy buen humor. Ahora se van a sumar España y Costa Rica. En México ya estamos trabajando en la tercera edición. En Chile metimos sold out. En Uruguay fue un festivalazo.
–¿Cómo hacés para delegar algo que querés tanto en gente que está tan lejos?
–Primero voy y los enamoro. Casi todos los empresarios de otros países que trabajan en Cosquín Rock, vinieron a verlo primero a la Argentina. Además, en muchos casos, toman el festival como propio inmediatamente. Se enamoran del proyecto. Y el merchandising siempre se agota, lo que quiere decir que a la gente le llama la atención la marca. Las redes sociales de cada lugar tienen un grupo de seguidores importante.
–¿Tenes que seguir haciendole cosas al predio de Santa María de Punilla?
–Todo el tiempo. Este año estamos haciendo un camino que va directo al Hospital Domingo Funes para que las ambulancias no tengan que tomar la ruta. Y vamos a hacer mayor ingreso de autos por otro costado. Es una obra grande. Además con la Municipalidad estamos haciendo el adoquinado de todo el frente del festival. Entonces la gente va a entrar por el puente y a partir de ahí va a haber adoquines hasta el ingreso. También estamos haciendo el sistema de tendido de Internet con conectividad especial. Con un sponsor vamos a llegar con fibra óptica desde la ruta hasta la punta del predio Así que este año va a haber muy buena conexión para el público. Va a costar 100 mil dólares, pero valía la pena hacerla porque es algo que retroalimenta el festival.
–¿Qué opinás sobre el proyecto de ley para que haya un cupo femenino de al menos 30% en los festivales y espectáculos musicales?
–En un festival como Cosquín, donde hay 130 bandas, va a tener que haber casi 50 con mujeres y no existe esa cantidad. Entonces el cupo tiene que tener cierta lógica. ¿Cómo hacés con un festival de metal de 10 bandas? Si no hay 3 bandas de metal femenino. Hay que buscarle la vuelta para que haya más participación femenina pero con otra herramienta. Porque van a entrar bandas espantosas que van a ocupar el espacio de bandas talentosas porque voy a tener que cumplir ese cupo.
–Bueno, convengamos también que muchas veces esos espacios están ocupados por bandas de hombres espantosas. ¿No pasa más que nada porque puedas seguir cortando tickets? Que no te influya en la convocatoria…
–Claro. Bandas malas hay de todo tipo. Pero ponele que me garantizo la convocatoria por otro lado. Creo que la imposición genera un efecto contrario. Y te repito: tenemos muy buenas bandas de mujeres en Cosquín, hay muy buenas solistas, incluso va a tocar una en Hangar de Metal que se llama Led Ladies, tributo a Led Zeppelin. Mirá, el Indio Solari dijo que estaba a favor del cupo femenino. Si él toca en el Cosquín, yo pongo todas mujeres de soportes.
–Y a vos cómo productor y programador, ¿cómo te afecta cuando irrumpen los testimonios de abusos y acosos de las bandas?
–Hubo un par que comentaron “hay pocas mujeres y muchos abusadores”. En realidad mi preocupación pasa porque la denuncia anónima permite generar, por momentos, en esta actualidad que estamos viniendo, un escrache muy veloz, donde los tipos que tienen hijos, mujeres y familia, pueden perder su laburo. Yo estoy seguro de que muchas de las cosas que se denuncian son reales, pero también estoy seguro de que hay denuncias que no lo son. Es más, a lo mejor, hasta ni siquiera son mujeres las que escriben. Hoy también es una herramienta para hacerle daño a alguien y de golpe alguien tiene un quilombo impresionante, pero no hay una denuncia en la Justicia, ni interviene un fiscal o un juez que diga que tal persona se abusó de su posición y que por eso merece determinada condena. En este caso, la condena es social. Es más, a lo mejor se enojan con esto que estoy diciendo y ponen que hice cualquier cosa. Entonces, así como hay que proteger a la mujer de todo esto, tal vez también habría que tratar de que haya un sustento legal. Que el que publica algo que no es verídico, también pague las consecuencias por eso. Mirá, en esa tele de ahí está Jorge Rial. Si dice una barbaridad sobre mí, puedo presentarme a un juez para que decida si eso es calumnias o injurias. O no. Porque la calumnia y la injuria son delitos. Tengo dos o tres amigos que contrataron un abogado, que buscaron la fuente y nunca la encontraron. Hay muchas de las bandas con las que yo trabajo que viajan con sus familias, como La Renga y Don Osvaldo, que van con mujeres, hijos, todo. Y en muchos casos me tocó ser el tipo que diga “acá no pueden pasar”. Y a lo mejor están con sus padres que dicen “que pasen las nenas solas”. Y no, no pueden pasar.
–Cuando murió Ismael Sosa en un show de La Renga en 2015 sufriste un escarnio virtual pero después hubo otra resolución en la Justicia. ¿Cómo fue?
–La gente en Facebook decía que había visto cuando la Policía se lo llevaba a Ismael, hasta que un fiscal se enojó, hizo una investigación y citó a la gente que supuestamente lo había visto, que terminó declarando que al final no. A su novia también, que decía que había entrado con él y después declaró que no entró nunca con él. Y así. La gente creyó que la Policía lo mató y que nosotros como organizadores fuimos poco cuidadosos con el público. Pero el escrache ya quedó.
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