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Cómo suena en vivo lo nuevo de Turf

“A lo largo de esta vida estos temas se van a convertir en clásicos y van a formar parte del corazón de la gente”, decía Joaquín Levinton el viernes por la noche sobre el escenario de Studio Garage, antes de tocar por primera vez en vivo “Desconocidos”, una de las canciones de Odisea, el séptimo disco de Turf y el primero en más de diez años. Hiperquinético y envalentonado, en el contexto de un show privado para amigos, colegas y periodistas con motivo del lanzamiento oficial del álbum, el cantante parecía estar inaugurando el comienzo de una nueva era para él y su grupo.

Después del regreso progresivo que comenzó en 2014, acumuló varios shows y dos simples -“Kurt Cobain” y “La Canción del Supermercado”- ahora Turf traduce enOdisea su más vivo impulso: el de volver a infectar las FM y el corazón popular de la canción argentina, esa que puede ser pícara y honesta, agitadora y pegadiza. Sobre un escenario a oscuras con el nombre del grupo iluminado con luces de neón, ese gesto popular se condensó en el breve listado del show, compuesto por cinco de las cuatro canciones producidas junto al hacedor de éxitos Coti Sorokin. Desde “Hablo solo”, el primer corte del álbum, un funk con aroma a scola do samba sostenido por la línea de bajo serpenteante de Carlos Tapia; pasando por “No robes mi tiempo”, un nuevo manifiesto libertino de corazón beatle y aires cósmicos; hasta “Contacto”, un pop brillante de melodía melancólica, la última versión de Turf suena adhesiva y sintética bajo el comando total de Nicolás Ottavianelli, un catalizador que administra y construye texturas a través de sus teclados y voces de apoyo, en canciones radiales de pleno corte ATP.

Sobre el último tramo del set, Turf expuso su versión más climática e introspectiva con “No me podés cambiar”, un electropop de aroma ochentoso; y estrenó “Desconocidos”, un hit reo y machacante en donde Levinton narra con gracia y aires de MC una road movie de su propia vida, hasta descomprimir en un estribillo aletargado (en donde asume “En la oscuridad todos somos iguales / pero a la luz del sol somos impresentables”) que desemboca en un lapso bailable de aroma disco. Son todos potenciales cortes de Odisea. Después, el grupo puso en perspectiva el porte de su prontuario en eso de hacer hits. “Con estas tocamos el cielo y caímos derechito. Por suerte no se nos subió el fracaso a la cabeza”, dijo Joaquín Levinton antes de despedirse con la tríada “Pasos al costado”, “Loco un poco” y “Yo no me quiero casar, ¿y usted?”.

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