Home / Noticias / Andrés Calamaro: “No estaba pensando en un disco”

Andrés Calamaro: “No estaba pensando en un disco”

El creador del flamante “Romaphonic Sessions” cuenta todos los detalles de su grabación y también anticipa sus próximos pasos 

Cada año, Andrés Calamaro sorprende con sus nuevos proyectos. Puede ser una gira especial, un disco en vivo o una colaboración con colegas de la talla de Enrique Bunbury. Ahora, dada la reciente aparición de un álbum donde cantó temas propios y ajenos junto al pianista Germán Wiedemer, contestó una larga serie de preguntas por mail.

-Andrés, en “Romaphonic Sessions” volvés a mostrar tu capacidad para salir triunfante en situaciones de riesgo, y tu valentía al encarar proyectos totalmente diferentes a los anteriores. ¿En algún momento te habías propuesto un disco de estas características, de voz y piano?

-¡Gracias! Estas grabaciones son la semilla de unos ensayos con trío de piano, guitarra y armónica, una respuesta a los eventuales conciertos con trío de guitarras que ofrecimos en 1999. Pero no estaba pensando en un disco.

-Este álbum remite a antecedentes como tus trabajos con Juanjo Domínguez o incluso algunos momentos del concierto con el gran Hugo Fattoruso. ¿Lo ves así?

-Sin dudas. Juanjo es un coloso musical. Una noche fuimos a visitarlo con Javier Limón; llevábamos discos para que los firme, y terminamos comiendo un rico asado y grabando canciones en el quincho de los Domínguez. ¡Y lo acabábamos de conocer! Después repetimos para “Tinta roja”, que teníamos pensado como un disco de dúos con Niño Josele, y en “Sin red”, el disco de Juanjo grabado en vivo en el estudio. Con Hugo cantamos, en Montevideo, el tema “Biromes y servilletas”.  También canté codo a codo con Nebbia.  De estos privilegiados encuentros se desprende el repertorio del álbum.

-A nivel repertorio, quizás la referencia más directa de tu discografía sea “El cantante”, ¿no?

-Sí. Y “Tinta roja”, con mayormente dúos con Juanjo, Josele y Reinoso. El repertorio de “El cantante” podría recordar esta fórmula integrada por canciones contemporáneas, tangos y cosas mías.  También podría considerarse casi un disco en vivo. Supongo que muchos discos en vivo tienen más trabajo en estudio que las Romaphonic.

-¿Cómo reaccionó Germán Wiedemer cuando le propusiste el plan de ensayar a solas en el estudio Romaphonic, sin banda?

-Como lo mas normal del mundo. Germán es un pianista completísimo. Como los dos tocamos piano, nos entendemos perfectamente, usamos referencias universales y hablamos mucho de música también por deporte. Lo que estábamos haciendo cuando grabamos esto era preparar una grabación para llegar todos más cuajados a los ensayos. Lo mismo estamos haciendo ahora para presentar el trío que va a girar durante el año: Germán graba aproximaciones al repertorio y nos escribimos comentarios y particularidades.

-¿Te acordás del primer encuentro, años atrás con Germán? ¿Cómo fue, quien te lo recomendó?

-Varios buenos amigos del sector me recomendaron a Germán con un énfasis no habitual y tenían razón. Nos encontramos en la sala de ensayo de Concepción Arenal con Sergio, Mariano y Germán. ¡Y nunca nos habíamos visto antes; no nos conocíamos de casi nada! Con Baltasar sí habíamos ensayado y tocado juntos en La Plata para el Indio Solari. Así que con Germán fue un primer encuentro a ocho manos.

-Por el arte de tapa, la referencia es el catálogo jazzero de Blue Note. ¿Se te ocurre algún álbum similar en el mundo del “rock”? Solo se me ocurren discos donde el cantante también toca el piano. Pero no de voz y con otro pianista.

-Pianistas cantando hay muy buenos. Trato de no abrazarme al rock como cuestión excluyente, y en este contexto los primeros ejemplos que se me ocurren no son grabaciones de rock. Pero tampoco es una idea extravagante: deberían existir antecedentes más allá de Bill Evans conTony Bennett. En el rock y en blues lo más frecuente es cantar acompañado por el instrumentos que sepas tocar bien, y afortunadamente es lo que ocurre en la mayoría de los casos.

-Dijiste que las “Romaphonic Sessions” no se pensaron para un disco, pero la lista de temas es increíble en cuanto a variedad de autores y estilos, que fluyen muy bien. ¿Qué otras canciones hicieron y quedaron afuera de este CD?

-Descartamos versiones de Alta suciedad y ¿Quién asó la manteca?.

-¿Decidir que estas sesiones se editen te hizo replantear cómo iba a ser la gira de este año?

-No me había planteado todavía la gira; cierto que el año pasado fue prácticamente sabático, solo ofrecimos tres conciertos. Durante algunos meses, estas grabaciones fueron una guía para unos ensayos y después pensé en imprimir 500 discos, como esas ediciones cálidas que pasan desapercibidas. En uno de nuestros formidables almuerzos con mi gente amiga del sello DRO (Warner), pensamos en publicar las grabaciones como prolongación de la serie Grabaciones encontradas. Nuestro proyecto “latente” es hacer una versión aumentada de “Honestidad Brutal” y una gira con el repertorio de aquel álbum, que es mi único disco que realmente gusta en España. Es un proyecto que siempre avanza un poco y termina postergándose. Es verdad que un disco “oficial” es la excusa para una gira y una propuesta de huella sonora. En este contexto, empezamos pensando en reunir el trío que ensayamos en julio pasado, pero nos inclinamos por una formación de piano, contrabajo y percusión que vamos a poner en órbita el mes próximo. 

-¿Cómo hubiera seguido tu actividad de discos y giras si no hubiera salido “Romaphonic Sessions“?

-Afortunadamente hay mucha demanda de conciertos en toda América. Es notable el misterio que renueva al público permanentemente, los nuevos horizontes que permanecen abiertos y el deseo de escucharnos que existen. Sin este disco, nos hubiéramos reunido los “eléctricos” para seguir tocando con alegría, quizás hubiera contemplado la opción de dedicar conciertos enteros al repertorio de “Honestidad brutal”, que por lo visto es una operación que podría gustar en España. No soy abonado a las nostalgias, pero tampoco es una idea que haya rechazado definitivamente. Quizás estaría pensando en recuperar cosas interesantes de los archivos. La semana pasada grabamos canciones para una película del gran cine español, y también estamos en “Canción de amor de un día”, un proyecto monumental dirigido por Javier Corcobado.

-Es impresionante que tus dos últimos discos fueron “Hijos del pueblo” y “Romaphonic Sessions”, tan diferentes. ¿Te gusta“desmarcarte”?

– Es interesante que me hagas este comentario, porque mucha gente me escribe para comentarme que estoy haciendo “lo mismo de siempre”… No habíamos planeado editar grabaciones en vivo de la gira con Enrique porque los dos estábamos estrenando discos en vivo, en mi caso por partida doble (el DVD “Pura sangre”, y el live album “Jamón del medio”). Me encontraba corrigiendo el libro (“Paracaídas y vueltas”, que se publicó hace menos de un año) y Enrique me escribió para mostrarme unas mezclas del segmento que compartíamos al final de los conciertos. Escuché una vez esas grabaciones y le di luz verde. 

-En realidad este disco no encaja del todo con el concepto de tus “Grabaciones encontradas” anteriores, que eran un rescate de cintas y demos de diferentes épocas pasadas. Aquí todo es más reciente y está más enfocado en un estilo y una (o dos) sesiones. ¿Usaste el término de “grabaciones encontradas” para separarlo de tu discografía “oficial”?

-“Grabaciones encontradas” son, fundamentalmente, grabaciones de archivo. No prometen ser lo que no son. “Romaphonic” es archivo. Aunque es reciente, responde a esa categoría. Realmente celebro que te hayan gustado. Es verdad que los dos anteriores volúmenes de “Grabaciones encontradas” respondían a un random de maquetas y curiosidades, pero ocurre que editamos demasiado poco de “Encontradas”. Tengo un archivo muy amplio y en estos últimos cinco años grabé bastante y en plan informal, experimental y vanguardista. Espero tener voluntad y tiempo para ofrecer más de esta colección. ¡Para recuperar tiempo perdido debería pensar en dos volúmenes simultáneos!

-¡Ah! Contame cómo fue la experiencia de grabar a dúo con Juan Gabriel. ¿Ya se conocían personalmente?

-No conocía personalmente a Juan Gabriel,  aunque sí conocía las dimensiones de su popularidad profunda, y su grandeza artística y personal. Fue un gran desafío y una experiencia especial. Fue un honor de privilegio cantar con semejante gigante de la canción, que me abra las puertas de su casa y la confianza que me ofreció. Hubiera querido estar con Orson Welles documentándolo todo y sentándose a hablar con nosotros.

-¿Qué es lo que atrae a hacer duetos y colaboraciones para discos de terceros?

-¡Me encantan esas grabaciones! Estoy cómodo cantando y grabando, me entiendo bien con los productores y los ingenieros, tengo experiencia grabando y sé aportar a una grabación sin ofrecer excentricidades ni incordiar. Además es (son) un desafío vocal y artístico, donde puedo involucrarme con un gran artista flamenco o un inclasificable popular como Juan Gabriel. Además, ¡me gusta estar poco tiempo en el estudio! Unas pocas horas y terminar. Ahora grabé una posible colaboración más… ¡ojala se confirme porque sería francamente histórico.

Por Marcelo Fernández Bitar (@fernandezbitar) (GeneracionB)

link

QUE TE PARECIÓ LA NOTICIA