Con un total de 29 temas, Cazadora de cielos fue realizado junto a Ricardo “Gafas” Maril, su colaborador habitual, y cuenta con la participación de varios músicos invitados, como Fabián Gallardo, Guille Arrom, Jota Morelli y Chofi Faruolo. El primer volumen se caracteriza por canciones de autoría propia en las que Puyó se aleja del blues y el rock que tradicionalmente la definen, mostrando un enfoque más íntimo y personal. En estas piezas, la cantante explora temas como las relaciones amorosas, las pérdidas familiares y las tragedias de la vida cotidiana, canalizando su dolor y angustia, especialmente por el reciente fallecimiento de sus padres. Canciones como “Espejismo en la tormenta” reflejan el difícil período que atravesó durante la pandemia, mientras cuidaba a sus padres.
“La música es salvadora”, afirma Claudia Puyó, quien expresa que, sin ella, no habría podido seguir adelante. En varias entrevistas ha compartido que su vida ha estado marcada por momentos trágicos, y que la música ha sido su manera de sobrevivir.
El segundo volumen de Cazadora de cielos adopta un tono diferente, con Puyó abordando un repertorio de versiones tanto de rock nacional como internacional. Entre las interpretaciones se destacan temas de Luis Alberto Spinetta y Charly García, además de “Oración del remanso”, y una versión de “Chalamán” de Los Abuelos de la Nada. Las canciones incluidas en este segundo disco son una mezcla de clásicos y selecciones menos comunes, siempre abordadas con el estilo inconfundible de la artista.
El proceso de grabación del álbum se extendió a lo largo de varios años y en distintos lugares, aprovechando estudios grandes cuando era posible y, en otras ocasiones, grabando en el departamento de Puyó. Algunas canciones, como “No me dejes sola” y “Como esperando el invierno”, fueron registradas en una sola toma, un estilo que Puyó defiende como auténtico y espontáneo, sin preocuparse por perfeccionar cada detalle.
A lo largo de su carrera, Claudia Puyó ha sido reconocida como una figura destacada en la música argentina, con una trayectoria que incluye su participación en el histórico El amor después del amor de Fito Páez y su memorable interpretación en la gira La Rueda Mágica Tour en 1993. Ese éxito la impulsó a grabar su segundo álbum, Cuando te vi partir (1994), ganador de un Premio ACE. Desde entonces, Puyó ha seguido un camino independiente, comprometida con la libertad artística y el legado del rock nacional. En los últimos años, ha trabajado para preservar y valorar a los músicos argentinos, promoviendo iniciativas como la Casa de la Música en Avellaneda, destinada a brindar apoyo a músicos en situación vulnerable
